Las células madre de los folículos pilosos, encargadas de nutrir la raíz del cabello, podrían favorecer la formación de un cáncer de piel cuando se ha producido una herida. Estas células, que en ocasiones presentan una mutación que las convierte en tumorales, se desplazan hasta el lugar lesionado para ayudar a repararlo. Una vez allí, y siempre que sean portadoras de un determinado oncogen, pueden provocar un carcinoma basocelular, el cáncer de piel más extendido en el mundo.
Este descubrimiento, por el momento sólo aplicable a ratones, recupera el posible papel de estas células madre, las mismas que hacen crecer el pelo, en el cáncer de piel. Anteriores investigaciones habían atribuido el origen del carcinoma basocelular a las células epiteliales interfoliculares, es decir, a aquellas que se encuentran en la superficie de la piel, y no bajo la raíz de los cabellos.
Sin embargo, el nuevo experimento abre la posibilidad a que también las foliculares, que se hallan en una capa más profunda de la piel, sean capaces de generar cáncer, siempre que se haya producido una herida y puedan desplazarse hasta ella.
El estudio, realizado en la Universidad de California (EE.UU.) y publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' ('PNAS'), usó ratones de laboratorio en los que se activaba el oncogen que convertía a las células madre foliculares en tumorales. Sin embargo, la presencia de esta mutación no bastaba por sí sola para provocar cáncer de piel, lo que es coherente con los resultados de anteriores investigaciones.
La novedad es que, cuando se provocaban heridas a los animales, las células tumorales se desplazaban hasta la superficie de la piel y allí encontraban el ambiente propicio para desarrollar carcinomas. De hecho, los ratones sufrían esta clase de cáncer incluso si las heridas se habían producido semanas después de la activación del oncogen, lo que sugiere que estas células pueden permanecer 'dormidas' durante largo tiempo en espera de una ocasión para migrar a la epidermis y causar daño.
En todo caso, los expertos consultados insisten en que estos resultados, aunque "interesantes", no implican que una simple herida pueda relacionarse con el desarrollo de un tumor. "No está descrito con qué frecuencia ocurre esto: todos nos hacemos heridas y no por ello se nos produce un carcinoma", indica la doctora Marisol Soengas, líder del laboratorio de Carcinoma en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
Por otra parte, el mecanismo sólo se ha visto hasta ahora en ratones, por lo que aún quedaría establecer en posteriores investigaciones si también es aplicable a los tumores de piel en humanos. "La mutación en ratones no ocurre igual, por lo que el modelo tiene limitaciones", explica Soengas.
Los tumores basocelulares suelen darse en personas mayores y pueden tratarse con cirugía o radioterapia. "Hasta ahora, no hay muchos más tratamientos", señala el doctor Jordi Rodon desde el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. El mecanismo que convierte a las células normales en tumorales, tanto en éste como en otras clases de cáncer, está relacionado con la denominada vía de señalización 'Hedgehog' (puercoespín, en inglés).
Rodon y su equipo están probando en la actualidad un nuevo fármaco, aún en fase I (con pocos pacientes en estado avanzado de su enfermedad), que actúa sobre esta vía para combatir el carcinoma. El tumor basocelular, aunque es por lo general menos maligno que otras clases de cáncer, requiere en ocasiones de "cirugías muy agresivas", que podrían evitarse en un futuro si el fármaco saliera adelante, según aventura este experto.
(CNIO).
Sin embargo, el nuevo experimento abre la posibilidad a que también las foliculares, que se hallan en una capa más profunda de la piel, sean capaces de generar cáncer, siempre que se haya producido una herida y puedan desplazarse hasta ella.
El estudio, realizado en la Universidad de California (EE.UU.) y publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' ('PNAS'), usó ratones de laboratorio en los que se activaba el oncogen que convertía a las células madre foliculares en tumorales. Sin embargo, la presencia de esta mutación no bastaba por sí sola para provocar cáncer de piel, lo que es coherente con los resultados de anteriores investigaciones.
La novedad es que, cuando se provocaban heridas a los animales, las células tumorales se desplazaban hasta la superficie de la piel y allí encontraban el ambiente propicio para desarrollar carcinomas. De hecho, los ratones sufrían esta clase de cáncer incluso si las heridas se habían producido semanas después de la activación del oncogen, lo que sugiere que estas células pueden permanecer 'dormidas' durante largo tiempo en espera de una ocasión para migrar a la epidermis y causar daño.
En todo caso, los expertos consultados insisten en que estos resultados, aunque "interesantes", no implican que una simple herida pueda relacionarse con el desarrollo de un tumor. "No está descrito con qué frecuencia ocurre esto: todos nos hacemos heridas y no por ello se nos produce un carcinoma", indica la doctora Marisol Soengas, líder del laboratorio de Carcinoma en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
Por otra parte, el mecanismo sólo se ha visto hasta ahora en ratones, por lo que aún quedaría establecer en posteriores investigaciones si también es aplicable a los tumores de piel en humanos. "La mutación en ratones no ocurre igual, por lo que el modelo tiene limitaciones", explica Soengas.
Los tumores basocelulares suelen darse en personas mayores y pueden tratarse con cirugía o radioterapia. "Hasta ahora, no hay muchos más tratamientos", señala el doctor Jordi Rodon desde el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. El mecanismo que convierte a las células normales en tumorales, tanto en éste como en otras clases de cáncer, está relacionado con la denominada vía de señalización 'Hedgehog' (puercoespín, en inglés).
Rodon y su equipo están probando en la actualidad un nuevo fármaco, aún en fase I (con pocos pacientes en estado avanzado de su enfermedad), que actúa sobre esta vía para combatir el carcinoma. El tumor basocelular, aunque es por lo general menos maligno que otras clases de cáncer, requiere en ocasiones de "cirugías muy agresivas", que podrían evitarse en un futuro si el fármaco saliera adelante, según aventura este experto.
(CNIO).
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