Encontrar un tratamiento capaz de frenar el alzhéimer es el objetivo que persiguen muchos laboratorios y grupos de investigación, además de ser la esperanza de miles de familias que conviven a diario con esta patología neurodegenerativa. Pero lo que muchas personas quizás no sepan es que ese es el final de un largo camino cuyo comienzo está en un conocimiento muy básico del cerebro.
Un conocimiento que sólo se adquiere a través de muestras de cerebro. Un órgano que también se puede donar pero que escasea en un país como el nuestro, que está a la cabeza de otras donaciones. Con el objetivo de concienciar de que la donación de tejido cerebral es clave para avanzar en el conocimiento de ésta y otras enfermedades neurodegenerativas, el Banco de Tejidos de la Fundación Cien (BTCien) ha celebrado este miércoles la I Jornada de Puertas Abiertas.
Los bancos de cerebros son biobancos de tejido neurológicos para investigación que guardan en depósito el material procedente de sus donantes y lo ceden para su uso en proyectos de investigación. «Encontrar un tratamiento para el alzhéimer es el final del camino, el comienzo está en un conocimiento a fondo del cerebro», explica Alberto Rábano, director del banco de tejidos de la Fundación Cien. Un conocimiento que solo se consigue sobre muestras de tejido cerebral, porque contienen todos los datos moleculares sobre estas enfermedades neurodegenerativas y que es también la base sobre la que se desarrollan fármacos y estrategias terapéuticas.
Sin donaciones este flujo de conocimientos que ayuda a diseñar fármacos se interrumpiría, explica Rábano, que añade que un cerebro bien conservado y estudiado «es una joya» de la que se obtiene mucha información. Casi todo lo que sabemos sobre enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson y Huntington se debe principalmente a estudios realizados con el material guardado en estos bancos. Un material que podrá utilizarse durante muchos años, incluso con técnicas desconocidas.
De las muestras procedentes de este biobanco se sirven muchos grupos de investigación, como explica María Llorens, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, de Madrid, que busca potenciar la capacidad de regeneración del cerebro, una característica que disminuye con la edad. Perteneciente al equipo de Jesús Ávila, Llorens señala que en los cerebros de las personas con enfermedad de Alzhéimer, las neuronas presentan un aspecto diferente, con unas prolongaciones (dendritas) más desordenadas y con muchos menos puntos de contacto (sinapsis), algo que han podido comprobar en muestras de tejido cerebral procedente de donaciones.
RESULTADOS CONCRETOS
En estudios con ratones, este grupo de investigación, ha podido observar también cómo el sedentarismo y el escaso contacto con otros roedores producen cambios semejantes en las neuronas y que, por el contrario, el ejercicio y ambiente enriquecido puede revertir este proceso neurodegenerativo. El siguiente paso es ver si las terapias de estimulación cognitiva y física producen este mismo efecto las en personas afectadas por la patología de Alzhéimer. Algo para lo que tendrán que apoyarse en la generosidad de los donantes del banco de cerebro. Un gesto con el que todos podemos contribuir a que las siguientes generaciones, las de nuestros hijos y nietos, se vean tal vez libres de enfermedades neurodegenerativas o que sus efectos se puedan minimizar.
En total, cerca de 30 instituciones españolas, universidades y centros de investigación, así como instituciones de Australia, Alemania, Estados Unidos y Noruega reciben muestras de tejidos del BT-CIEN. Y los resultados, indica Rábano, «salen después a la luz en forma de publicaciones en revistas de gran impacto o patentes, que, en definitiva es la forma de avanzar hacia nuevos tratamientos».
También gracias a la labor de bancos de cerebros como el de la fundación Cien, se ha podido constatar que casi la mitad de las personas que mayores de 65 años que no han manifestado problemas cognitivos, sí presentaban algún tipo de lesión propia de la enfermedad de Alzheimer cuando se les realizó la autopsia cerebral. El motivo por el que estas personas no tenían ningún síntoma de deterioro es otro de los interrogantes que los investigadores deberán resolver en los próximos años.
QUIÉN PUEDE SER DONANTE
Todos podemos ser donantes de tejido cerebral para investigación, tanto con una enfermedad neurológica o psiquiátrica, como si somos donantes sanos. De hecho lo que más escasea son las donaciones de cerebros sanos, que puedan servir como referencia para ver las alteraciones que se producen en las patologías neurodegenerativas.
El BT-CIEN cuenta en la actualidad con 167 cerebros procedentes de los donantes registrados en el banco, de los procedentes del programa de donación del Centro Alzheimer Fundación Reina Sofía y de donaciones externas. De esta cifra, 57 han sido donados en 2011, lo que representa un incremento del 30% respecto al ejercicio 2010. «En 2011 creció la actividad de consulta debido a la colaboración del BT-CIEN con otros bancos de carácter autonómico. El crecimiento observado en el primer semestre de 2012 puede predecir un incremento sostenido en los próximos años». Aun así, Rábano ha destacado la importancia de que aumente el número de donaciones «para facilitar la viabilidad de proyectos de investigación que ayuden a avanzar en el conocimiento de las enfermedades neurodegenerativas».
El 63% de las donaciones proceden de la Comunidad de Madrid, principal ámbito de actuación del BT-CIEN, el 23% de la Región de Murcia, y el 14% restante se reparte entre el resto de comunidades españolas que no disponen de un Banco de tejidos Neurológicos propio.
Por tipo de patología, el 54% de las donaciones son de Enfermedad de Alzheimer, en torno a un 10% de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), gracias al interés de la asociación de pacientes de ELA; el 9% a demencia frontotemporal, y un 7% a enfermedad de Parkinson o demencia con cuerpos de Lewy.
FUENTE: ABC Periódico Electrónico S.A.
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