El estudio examinó los efectos de una dieta ricas en tomate y otra en soja en un grupo de 70 mujeres posmenopáusicas. Durante 10 semanas, las mujeres tomaron diariamente productos derivados del tomate que contienen al menos 25 miligramos de licopeno. Y, durante otras 10 semanas, las mujeres siguieron una dieta rica en soja, al menos 40 gramos de proteína de soja al día. Antes del inicio de cada período de prueba las mujeres tuvieron que abstenerse de comer tanto tomate y/o productos de soja durante dos semanas.
PREVENIR LA OBESIDAD
Los resultados son muy claros. Cuando las mujeres siguieron una dieta rica en tomate, sus niveles de adiponectina -una hormona implicada en la regulación de los niveles de azúcar y grasa en la sangre- subieron un 9 por ciento. Dicho efecto fue ligeramente mayor en las mujeres que tenían un índice de masa corporal inferior. "Los resultados demuestran la importancia de la prevención de la obesidad- señala Llanos-. "Además, el consumo de una dieta rica en tomates tuvo un mayor impacto en los niveles hormonales en aquellas mujeres que tenían un peso saludable".
La dieta de soja también se relacionó con una reducción de los niveles de adiponectina de las participantes. A raíz de estos datos, los investigadores sugieren que una dieta que contiene grandes cantidades de soja podría ser, en parte, una de las razones por las que las mujeres asiáticas tienen menores tasas de cáncer de mama
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